Sayma en Diario Vasco

Con la nueva normativa todas las firmas que registren beneficios cotizarán por este tributo. Hasta ahora, una de cada cinco firmas se acogía a las pérdidas de años anteriores para ahorrarse el 100% de la factura, pero se ha limitado la imputación al 70% o 50%.

¿Cómo se siente cuando recomienda a un colega que cambie de compañía telefónica a la misma que tiene usted y a la semana conoce que le han hecho una oferta mejor que la que tiene contratada? Háganle una foto a esa cara. Ahora piense que tiene una empresa en Gipuzkoa con unas dos décadas de trayectoria, que ha superado la temida crisis y ahora comienza a desarrollar el proyecto que quería. El Gobierno de turno ha promovido una rebaja de tipos en el Impuesto de Sociedades (IS) para atraer compañías a su territorio. Le parece bien y cree que además le beneficiará esa rebaja fiscal. Camina con confianza a su cita con el asesor para cuadrar las cuentas del ejercicio y este le comunica: «Este año va a tocar pagar más impuestos». No sale de su asombro pero y no le encaja que si los tipos nominales se han reducido, su compañía deba hacer un mayor esfuerzo fiscal. Pero sí, nadie le engaña, este año va a pagar más.

Quizá la expresión correcta no sea que vaya a pagar más, si no que, en definitiva, este año va a pagar. En esa situación se van a ver a cierre de este ejercicio alrededor de 5.000 empresas guipuzcoanas, o lo que es lo mismo, una de cada cinco de las que completan cada curso su declaración del IS. «Toda empresa que tenga beneficios este año va a tener que pagar impuestos», confirma el socio-asesor de Sayma, Víctor Etxeberria. Para aclarar esta cuestión, la consultoría de Etxeberria ha organizado un buen puñado de encuentros con empresarios -dos de ellos en la sede de la patronal Adegi- para advertir, por así decirlo, de esta casuística.

La causa de que esas 5.000 empresas deban pasar por caja este año no es otra que la limitación en la utilización de los resultados negativos en años anteriores para reducir la base liquidable del gravamen. Es decir, a las compañías que registraron pérdidas durante años en la crisis se les permitió acumular una mochila de bases negativas para que cuando se recuperaran y registraran beneficios pudieran utilizar esos créditos fiscales para evitar pagar impuestos.

Hasta 2017, todas las empresas vascas con bases negativas acumuladas podían usarlas para descontarse el 100% de base liquidable, de forma que su resultado contable sería nulo a los ojos de la Hacienda foral. La reforma fiscal consensuada por PNV, PSE y PP el pasado curso introdujo una limitación en la utilización de las bases negativas hasta un máximo del 70% de la base liquidable para las micro y pequeñas empresas y del 50% para las medianas y grandes. En consecuencia directa, ninguna compañía de las que declare beneficios va a poder poner a cero ese contador.

En 2016, último ejercicio completo conocido, de las 25.644 empresas declarantes del Impuesto de Sociedades, 7.974 presentaron un resultado contable negativo (31,1%); 3.351 firmas comunicaron un resultado cero (13,1%); y el 55,8%, esto es 14.319 compañías, expusieron unas ganancias conjuntas de 2.777 millones. Eso en cuanto a resultados, ya que si nos fijamos en la base liquidable, tras aplicar las compensaciones de microempresas y sobre todo, la compensación de bases negativas, comprobamos que “solo” 9.248 empresas declararon una base liquidable positiva, de forma que más de 5.000 firmas aprovecharon esos “descuentos” para salvarse de tributar en ese ejercicio.

«Es evidente que si tienes que pagar el tributo es por haber obtenido beneficios, lo que da muestra de que la situación es buena, pero lo que más molesta a las firmas es que cambien las reglas del juego a mitad del partido», explica Etxeberria. Y es que esta reforma en el tributo afecta, sobre todo, a las compañías de tamaño más reducido y que, en definitiva, componen el tejido productivo guipuzcoano -el 97% de las firmas tiene menos de 50 trabajadores-. Esas empresas que ven complicado beneficiarse de deducciones fiscales por incorporación de más trabajadores, o por I+D, ya que no tienen un músculo financiero tan importante como para destinar cantidades sustanciales a estos fines que al final también proporcionan beneficios fiscales. «La aplicación de bases negativas es la fórmula más extendida para reducir la presión fiscal», confiesa el asesor de Sayma.

Un pellizco

¿Qué diferencia puede haber, por tanto, en la factura fiscal de una empresa en 2017 y en 2018? Pongamos como ejemplo una pequeña empresa que acumula una base imponible negativa previa de un millón de euros. Supongamos que este año obtendrá unos beneficios también de un millón. El año pasado, se podría aplicar el 100% de esos resultados negativos para dejar su base liquidable en cero. Pero este 2018 solo se podrá reducir esa base previa en 700.000, esto es, solo podrá aplicar el 70% de esas bases negativas. Por tanto, su base liquidable sería de 300.000 euros -sin contar ninguna deducción más-. A esa cifra se le aplicaría el tipo del 22%, por lo que terminará abonando 66.000 euros al fisco foral, o lo que es lo mismo, tributará por un tipo efectivo del 6,6%.

Las facturas del impuesto no serán muy elevadas pero afectarán en cierta medida a las previsiones de las compañías. «No se van a frenar inversiones ni dejar de lado proyectos importantes o despedir a personal, pero afectará a las condiciones de pago o al rating con entidades financieras», advierte Etxeberria. El asesor señala que los resultados de las compañías este curso serán positivos, en línea con los obtenidos en 2016 o en 2017.

El sostén recaudatorio

A la limitación de las bases negativas se añade el recorte en el 70% de la deducción a aplicarse por inversión en I+D+i, así como la reducción del 45% al 35% del porcentaje de aplicación de deducciones por la realización de determinadas actividades. Pero esos recortes afectan a un grupo menor de compañías. Concretamente en 2016 fueron 2.952 las firmas guipuzcoanas que se beneficiaron de deducciones por realizar alguna inversión en I+D, activos fijos o en incorporación de personal, de forma que apenas el 15% de las empresas tiran de esta herramienta para reducir su factura fiscal.

Toda esa serie de recortes en las deducciones fueron expuestas por las Haciendas vascas como el contrapeso recaudatorio perfecto a la reducción de tipos nominales del Impuesto de Sociedades -la tasa que deberían abonar de sus beneficios las empresas que no se aplican ningún descuento- que incorporaba la reforma. «Es cierto que el inversor extranjero solo pregunta por el tipo nominal, pero para ganar atractivo y no perder recaudación se van a ver afectadas muchas empresas que llevan tiempo instaladas aquí», resume Etxeberria.

La reducción de ingresos que supone la bajada de los tipos nominales supondrá, según el informe de efectos de la reforma de la Hacienda foral, una disminución de casi 20 millones en la recaudación de Sociedades para 2019. Sin embargo, el resto de medidas que han entrado en vigor no solo nivelan esa disminución, si no que llevarán a Gipuzkoa a recaudar más que antes por este gravamen. Las previsiones -realizadas con datos de 2016, por lo que la mejora económica podría aportar mayores réditos- apuntan que la limitación de bases negativas mejorará en 24 millones los ingresos, el tijeretazo a las deducciones aportará 15 millones más y el límite en los gastos financieros sumará otros 18.

Categories: Fiscal, Publicaciones |

Noticias relacionadas

¿Quieres estar siempre informado?

Suscríbete a Sayma Actualidad